Tras actualizar los términos y condiciones de Whatsapp, Facebook tuvo que volver sobre sus pasos. El error hizo que sus competidores Signal y Telegram crecieran en sus índices de descargas. “WhatsApp respeta y protege su privacidad”, es el nombre de la campaña que salió en gráfica en la India y da la vuelta al mundo.
Fue una semana complicada para Facebook. Luego de actualizar los términos y condiciones de Whatsapp, el servicio de mensajería por chat más usado del mundo en celulares, tuvo que volver sobre sus pasos. Pero esto tuvo fuertes consecuencias: Signal y Telegram registraron un gran incremento en las descargas desde las tiendas de apps de Apple y Google, mientras que Whatsapp experimentó una baja significativa.
Se trata de números que, explicados, dan cuenta de un fenómeno complejo que es la relación entre los usuarios y lo que las aplicaciones “sacan” de ellos: información.
Para poner en contexto, Sensor Tower, una empresa de análisis de aplicaciones para móviles, dijo el miércoles pasado que Signal registró 17.8 millones de descargas en Apple y Google del 5 al 12 de enero. Eso es 61 veces más que las 285.000 descargas que tuvo la semana anterior.
Telegram, una aplicación de mensajería que ya era popular en distintas partes del mundo, tuvo 15.7 millones de descargas en el mismo periodo, lo que representó casi el doble de las 7.6 millones que registró la semana previa.
"Hemos estado agregando nuevos servidores y capacidad adicional a un ritmo récord todos los días de esta semana, pero hoy superamos incluso nuestras proyecciones más optimistas. Millones y millones de nuevos usuarios están enviando un mensaje de que la privacidad es importante, y estamos trabajando duro para restaurar el servicio para ellos lo más rápido posible”, explicaron desde el equipo de comunicaciones de Signal al medio PC Mag.
WhatsApp, en tanto, sumó 10.6 millones de descargas, menos de las 12.7 millones que tuvo la semana anterior.
Ahora bien, ¿por qué tantos usuarios se pasaron a Signal y Telegram?
Mensajes encriptados y publicidad, la clave para entender el problema
Whatsapp tiene un sistema de encriptación de mensajes “end to end”, esto es, de punta a punta. Esto significa que los mensajes que enviamos con nuestros contactos sólo son leídos por ese contacto y nosotros, y nadie más.
Pero cuando damos el salto a la parte corporativa de Whatsapp, donde Facebook invirtió la mayor parte de su dinero -y esfuerzos- este último tiempo, la cosa cambia: si chateamos con un negocio para comprar algún producto o contratar un servicio, Facebook puede ver y usar esos datos para tirarnos publicidades.
Esto fue lo que los nuevos términos y condiciones agregaban, y lo que despertó las críticas y el estado de alerta de los expertos en seguridad y protección de datos personales.
Es así: tanto WhatsApp como Signal y Telegram utilizan cifrado de extremo a extremo, lo que significa que las empresas (y las fuerzas de seguridad) no pueden leer sus mensajes.
Pero a diferencia de Facebook, que obtiene miles de millones de la extracción de datos de personas para publicidad targeted (esto es, dirigida a nuestros intereses a partir de la información que recolecta), Signal es administrado por una organización sin fines de lucro.
Y es precisamente esto lo que apuntaron Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, y el ex NSA Edward Snowden esta semana, que disparó las descargas de Signal y Telegram.
Whatsapp: términos y servicios poco claros
WhatsApp no se hizo ningún favor cuando recientemente notificó a sus usuarios que si no aceptaban una nueva política de privacidad para el 8 de febrero, no podrían seguir utilizando la aplicación.
El aviso hacía referencia a los datos que WhatsApp comparte con Facebook, algo que, aunque no es del todo nuevo, pudo haber alejado a algunos usuarios.
Los expertos temen que el cambio pueda reflejar una avalancha de usuarios conservadores que buscan alternativas a plataformas como Facebook, Twitter y Parler.
La confusión por el aviso, aunada al historial de Facebook en temas de privacidad, obligó a WhatsApp a aclarar su actualización a los usuarios esta semana.
La compañía dijo que su actualización “no afecta la privacidad de sus mensajes con amigos o familiares en ninguna forma”, y añadió que los cambios en la política eran necesarios para permitir a los usuarios enviar mensajes a las empresas en WhatsApp.
La notificación “proporciona más transparencia sobre cómo recolectamos y utilizamos los datos”, señaló la compañía.
Según información del canal de televisión NDTV, WhatsApp recurrió a varios importantes periódicos de India para publicar anuncios de página completa para explicar su nueva política de privacidad.
La campaña se titula “WhatsApp respeta y protege su privacidad”, y en ella la compañía enumera los nuevos términos y las políticas que todavía conserva.
Lo cierto es que WhatsApp sigue siendo, por mucho, la aplicación de mensajería más popular de las tres, y hasta ahora no hay ninguna evidencia de un éxodo masivo.
Pero el relevamiento de Sensor Tower estimó que Signal se instaló unas 58.6 millones de veces a nivel internacional desde 2014. En ese mismo periodo, Telegram registró 755.2 millones de instalaciones y WhatsApp unas impactantes 5.600 millones, casi ocho veces más que Telegram.
Para colmo, fue una semana muy cargada la anterior desde lo político, que fogoneó el uso de las redes. Muchas plataformas suspendieron las cuentas del presidente Donald Trump la semana pasada y han reforzado sus medidas en torno a la incitación de violencia y el discurso de odio.
Parler, de hecho, fue eliminado de internet luego de que Apple y Google lo vetaran en sus tiendas de aplicaciones por no haber moderado la incitación a la violencia. Posteriormente, Amazon dejó fuera a Parler de su servicio de alojamiento en la nube.
Lo que se teme es que estas acciones puedan provocar una mayor fragmentación ideológica y ocultar aún más el extremismo en los rincones más oscuros del internet, haciendo que sea más difícil de rastrear y contrarrestar.
Será difícil una migración absoluta, pero seguramente estos movimientos hagan tomar más conciencia sobre el uso de los datos personales.
Fuente: Clarín